El Silicon Valley está luchando un poco con un problema de imagen. ¿Qué imagen? Hetero, blanca, masculina.
En el 2018, las mujeres solo llenaron el 25% de todas las ocupaciones relacionadas con la computación — lo cual es casi el mismo porcentaje que veíamos en 1960. Para las poblaciones afroamericanas e hispanas, la representación en estos campos está muy por debajo de la distribución nacional.
Y en la intersección de raza y género, el estado de las mujeres en la tecnología es aún más sombrío: 65% de todas las mujeres en posiciones de computación son blancas, 19% son asiáticas/isleñas del pacífico, solo 7% son afroamericanas y 7% son latinas.
En el 2021, los programadores de computadoras ya no son nerds de bachillerato, sino ganadores meritocráticos quienes empuñan un poder considerable en la sociedad. Los ingenieros en Facebook — o más precisamente, los algoritmos que ellos programan — deciden qué noticias vemos y qué anuncios se nos muestran.
(si crees que los anuncios no están enlazados a las oportunidades de la economía, piensa de nuevo.)
Muchas tareas análogas — llamar un taxi, atenuar las luces — ahora dependen de código que solo los programadores pueden esperar entender por completo. Si las mujeres y las minorías son dejadas por fuera de los trabajos de codificación en este momento, esa omisión podría tener ramificaciones en la estructura de nuestra sociedad en los años venideros.
Es claro en este momento que las fuerzas sociales y ambientales contribuyen a las diferencias del potencial de ingresos mujeres y minorías, y que estas fuerzas también retienen a estas personas de carreras en CTIM ([a]Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). ¿Qué se debe hacer? Veamos cómo arreglar la brecha de diversidad.
1. Dale a cada estudiante acceso a clases de ciencia de computación
La exposición temprana es crucial para asegurar un trabajo en una de las industrias mejores pagas y de más rápido crecimiento. Sin embargo sólo 35% de las escuelas de bachillerato a nivel nacional en EE. UU. están exponiendo a los jóvenes a las cosas básicas de programación, lo cual sirve para mejorar su familiaridad y comodidad con estas materias. Pero abrir las puertas de la meritocracia tecnológica a los menos favorecidos, la codificación debe enseñarse en escuelas públicas, tan pronto como sea posible — incluso en escuelas primarias.
Hay muchas barreras para esto.
Ya que el sistema de educación pública en EE. UU. depende mucho del control local, es imposible diseñar e implementar cambios radicales en el currículo en un solo golpe. Los estándares nacionales como Common Core y programas federales en prueba como No Child Left Behind a menudo dejan poco espacio para clases de enriquecimiento o electivas.
En algunos casos, los negocios y las organizaciones sin ánimo de lucro están dando un paso adelante para llenar la brecha; por ejemplo, este año Google prometió $25 billones de dólares para apoyar programas que ayuden a los estudiantes negros y latinos a tener acceso a educación de ciencia de computación. Pero una iniciativa de caridad aquí o allá realmente no va a hacer un gran cambio.
Tampoco será suficiente que las escuelas solamente ofrezcan clases de codificación: la brecha de codificación sólo se cerrará con alcances específicos a los grupos marginados. Hay información sustancial que sugiere que una falta de confianza aprendida puede desalentar a los grupos de minorías en el momento de elegir ciertas materias en la escuela. Y un estudio del 2016 encontró que los niños y niñas comienzan la escuela logran aprender matemáticas en un ritmo similar, con una brecha de género apareciendo tan temprano como el tercer grado — esto es significativo, ya que investigaciones previas sugieren que un logro temprano en las matemáticas predicen interés y confianza en la materia y en los primeros años de bachillerato.
Incluso más preocupante, el estudio indicó que los profesores de primaria perciben a las niñas con calificaciones casi idénticas (y comportamiento en clase) como menos competentes en matemáticas que los niños.
Esta parcialidad inconsciente contribuye a que a las estudiantes mujeres les falte confianza y tengan peores calificaciones en clases de matemáticas. A menos que los profesores trabajen para reclutar a las niñas y minorías para las clases de codificación y sobrepasen sus percepciones de que las niñas no son tan buenas en matemáticas, tales parcialidades continuarán manteniendo sus números bajos en el sector de la tecnología.
2. Expande el alcance de las organizaciones sin ánimo de lucro
Ciertamente hemos entrado en la era de las organizaciones sin ánimo de lucro en los últimos años, y las organizaciones sin ánimo de lucro que apuntan a enseñar codificación a las mujeres y las personas de color abundan. Algunos ejemplos:
La falta de acceso a entrenamiento no es el único problema que este grupo enfrenta. En este caso de juventud desamparada, por ejemplo, un reto más grande es el acceso limitado que algunos de estos estudiantes subrepresentados tienen a computadores.
Los retos se extienden más allá de lo físico, especialmente cuando se trata de conectar a los estudiantes con trabajos que usan su entrenamiento. Las limitaciones experimentadas en este reino — tales como la ausencia de una red profesional o una cultura de corporaciones poco amigables — pueden prevenir que cualquier aspirante a ingeniero de software o desarrollador prosperen. Los programas exitosos de las organizaciones sin ánimo de lucro serán aquellos que tienen éxito en el tramo final: colocación laboral, contrataciones y apoyo durante esta transición.
3. Retén el talento diverso en el lugar de trabajo
No es solo una falta de candidatos en el proceso que está manteniendo la representación baja; también es la falta de retención. El soporte debe continuar después de que los codificadores estén bien establecidos en sus carreras. En 10 a 20 años en sus carreras tecnológicas, 56% de las mujeres dejan el campo, en una tasa casi doble que los hombres.
¿Por qué están abandonando?
Un pequeño estudio encontró que las razones más comunes por las cuales las mujeres dejan sus trabajos en la tecnología son faltas de oportunidades de crecimiento en sus carreras, administración pobre y la brecha salarial de género. Investigaciones más antiguas citan lugares de trabajo pobres incluyendo las oportunidades de desarrollo y entrenamiento, poco soporte para responsabilidades fuera del trabajo y jefes sofocantes.
Un estudio de 2019 publicado en Nature encontró que casi la mitad de las mujeres en la ciencia dejan después de tener su primer hijo, comparado con el 23% de los hombres. Claramente, algo debe hacerse para apoyar mejor a los padres en los campos CTIM, particularmente las madres trabajadoras.
Hay un número de formas de apoyar y retener a las mujeres y minoría de codificadores, comenzando con simplemente mencionar sus logros y buenas ideas. Las organizaciones sin ánimo de lucro que alientan el trabajo en red profesional, como Women Who Code, ciertamente pueden ayudar a las mujeres a encontrar su tribu en la industria, pero al final, dependerá de las compañías de tecnología mismas promulgar políticas para retener el talento femenino.
La realidad de la brecha de diversidad en el mundo de la tecnología
La industria tecnológica está en auge, la cual en teoría, debería significar más demanda para las labores de programación. Pero con barreras a la comunicación intercontinental desvaneciendo rápidamente, más y más empleos basados en programación y diseño web en EE. UU. están siendo tercerizados a trabajadores de otros países con pagas menores. De hecho, los trabajos de programación de computadores están proyectados a reducirse en un 7% en los próximos ocho años en EE. UU., incluso con la expectativa de que la industria de la tecnología de computadoras crezca 12%.
Ya sea que la programación de computadoras sirva para ser un ecualizador o un perpetrador de la equidad en Estados Unidos, puede depender de qué tan rápido la minoría de grupos participan y obtienen una “rebanada del pastel”, por así decirlo, antes de que las oportunidades disponibles se reduzcan.
Las malas noticias son que vemos que grupos poco representados tendrán que esforzarse el doble para obtener una oportunidad para los mismos trabajos, lo que no es justo para nada.
También hay buenas noticias.
Las personas son más conscientes que nunca antes de que la brecha de diversidad en la tecnología (y más allá) sea un problema real. Por último, el sistema de educación en Estados Unidos se adaptará, las organizaciones sin ánimo de lucro crecerán y más mujeres y minorías encontrarán — y se mantendrán — en carreras y tareas relacionadas con la computación.
Después de todo, los equipos diversos son la única forma en la que las compañías mantendrán las demandas cambiantes de un mundo donde los computadores no irán a ningún lado.
